sábado, 27 de octubre de 2012

El chico que me hace feliz se llama Jason.

 Le conozco bien, en poco tiempo, me quita la vista en clase cuando nos cruzamos las miradas, como repite las cosas graciosas al menos tres veces, como parece que no tiene hoyuelos-pero solo, cuando está más de un minuto seguido riéndose terminan por salirle- como se sube cada dos por trés el pantalón, y se come las uñas, los dedos, e incluso la palma de la mano. Tiene los dedos destrozados, pero aún así, no hay segundo que no le veas mordérselos. Y el pie derecho. Está todo el rato moviéndolo. Es nerviosísimo, mueve mucho los brazos, y tiene la manía de dar palmadas. Es educado, nunca se ríe de las feas ni vacila a las gordas. Nunca. Tampoco intenta pronunciar bien mi nombre. Es la persona más objetiva que he conocido en mi vida. Odia imaginar, es concreto y exacto. Quiere saber qué va a pasar, qué quieres y qué vas a hacer. Nada de fantasías, sueños y magia. Dos ojos y dos manos.
Pregunta todo el rato el por qué de las cosas. Su color es el azul oscuro. Y los viernes siempre se viste de rojo. Es el quaterback de Weiser #4, pero todavía no me ha explicado porque en cada hoja que utiliza, en la esquina superior derecha al lado de su nombre, escribe el número 7. Todos los días, en todos los papeles. Su gemelo es la cosa más parecida y diferente a él. Empezando porque Quinn(creemos) es gay. Y él es el importante del equipo de football de sonrisa perfecta. Pero le quiere.. Dios que si le quiere. Habla oro de su hermano, es su gemelo, se ríen y se entienden. Y en clase, la última hora, hacen con la boca una mueca que solo ellos saben. Y se miran. Y el que primero se ríe pierde. Es desordenado, tremendamente. No hace la cama y si por él fuera solo comería hamburguesas. Es cristiano, pero nunca va a misa. Le gusta emborracharse porque eso significa risas. Eructa en tu cara, ya puede tener a Megan Fox en frente, eso no es de su conveniencia. El ombligo ni dentro, ni fuera, digamos que se deja entre ver. Lo único que le gusta aprender de otros idiomas son malas palabras. El rap. Y despertarse cinco minutos antes de llegar a cualquier lado. Solo bebe soda, y solo usa una mochila roja y negra de la que no se despega. Los ojos medio chinitos, y las manos casi para perderse.
Ahora venid, y decirme que no, que no sé por quién sonrío.
Sonrío por ese chico al que todos llaman Braddy, Braddy DeYoung. Pero que pocos saben que su verdadero nombre es Jason.

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