lunes, 29 de octubre de 2012

Carta para el dueño de los Ojos Verdes.

Hola a tí.
Hola a..., no sé a quién mejor. Si a mí, a mi corazón, a mis padres, a.. Hola.
Hola ojos verdes.
Llevo mucho tiempo pensando qué sería de éste día. Cómo afrontaría las cosas, de qué manera me acordaría de tí. Digamos ojos verdes, que éstas últimas 24 horas me las has hecho un poco complicadas. Resulta sarcástico, aún estando en la otra punta del mundo sabes como alterarme la respiración.
Espera, es sólo cuestión de ver las cosas desde otro punto. Verás ojos verdes, por nuestro aniversario, porque ya hace un año desde aquella madrugada, he decidido no levantarme de la cama en todo el día. ¿Como lo hacen los matrimonios felices por su 25 aniversario? Pues así. Tumbada en la cama, en silencio, contemplando el techo y pensando en tí.
Son las 5:30 am en Madrid. Hace 365 días, a ésta misma hora las cosas habían comenzado a cambiar en mi vida; Empecé a creerte. Primeramente lo noté cuando me prometiste que volverías, y yo corrí temblando por una carretera a oscuras esperando que tu voz apareciera por mi espalda. Después algunos malos gestos, mi ingenuidad, mi miedo, y tus ganas de desaparecer. Pero las cosas ya eran distintas, yo era distinta, y te perdonaría. Intenté tenerte a mi lado, intenté llegarle a tu corazón ojos verdes, pero no me dejaste. Me abriste una brecha en pleno corazón que con la ayuda de algunas lágrimas hizo que las cosas terminaran de cambiar. Y terminaron, cuando yo empecé a quererte.
Hoy 30 de Octubre ha pasado un año. Y me dices que disfrute de esta experiencia, que aprenda, y que tú estarás ahí cuando vuelva. ¿Es injusto no crees? Tus palabras vacías comparadas a las mías;
  '' Quiero ser ese tipo de mujer. Decisiva, a pie de cañón. Desde los 8 años supe lo que quería, y ahora más que nunca estoy aquí, en la otra parte del mundo decisiva a luchar por ello. Quiero una buena vida, un gran trabajo, en la ONU, deseo viajar y tener la libertad de no establecerme. Crecer. Sin ataduras, tan sólo yo y mis objetivos, sentir como aprendo y evoluciono. Una gran vida.... Y ahora dime, dime cómo una mujer así, una mujer tratando de ser grande es capaz de conformarse con tal desperdicio de hombre. Quizás no lo sea, no aparentemente, pero nuestros caminos son tan.. Él desea una vida sencilla, la vida fácil. Ama su pueblo, cuatro calles rondadas por 2.000 habitantes y unas fiestas de borrachuzos. Ni siquiera ha completado Secundaria, y no presta a ello. No volvería a estudiar, él desea dedicar su vida a dormir y cuidar un camping en horario-nocturno. ¿Y su sueño? Su meta victoria es crear una plantación de marihuana en la República Dominicana con su mejor amigo.
Lo peor de todo, lo peor de todo mi compañera, no son sus sueños, ni sus elecciones. Si no las mías.
Porque yo, las aceptaría. Quizás sin entenderlas del todo. Pero las aceptaría y cuidaría el resto de mi vida. Sí, a tí. A tí ojos verdes, te metería en mi bolsillo y caminaría contigo donde tu quisieses, sin pregunta alguna. Me adaptaría a ti Manuel, rechazaría todo lo que eso conlleva''
Te lo dije. Compara nuestros discursos ojos verdes. Compara el respeto y el cariño que nos tenemos el uno al otro.
Me está costando mucho, de veras, y sé que ésto no será nada comparado con lo que tendré que pasar cuando vuelva. Porque la balanza pesa. Pero les debo una. Les debo una a mis padres, a mi madre sobre todo, y a las malas noches que la hice pasar. Le debo una a esa carta que durante semanas escribí y nunca recibiste, a mi diario verde, al deseo de apagar las luces del pueblo contigo. A aquella noche llorando en el Mirador. A Amanda. A Blanca. Incluso le debo una a Isa, para que entienda que se puede hacer lo correcto. Le debo una a mi cuerpo, a mi pasado, a la rosa que voy a poner en tú memoria y a mi futuro. Y así, y ya por último, le debo una, la más grande y la más dolorosa: a mi corazón. Y es por eso, por todas éstas deudas que tengo que pagar. Y porque, ya no sólo Crhistina y Berk, sino, Rosa y Mario nunca llegarán al altar, debo de dejarte. Debo dejarte marchar.
Pero por Dios, no creas que te guardo rencor, odio, ni mucho menos. Aún sigo siendo igual de tonta ojos verdes, como para oír templantes en mi cabeza tus malas palabras sobre mí y perdonarte después. Pero no odio, de eso no te guardo. 
Y esto será lo mejor ojos verdes, al menos hasta mi vuelta donde como tú dices ''me estarás esperando'' Mientras tanto, colocaré una rosa donde hace un año me marchite, para recordarnos que aún sigo viva. Y esta noche te dedicaré, bueno, nos dedicaré las últimas lágrimas al pensar lo que pudo haber sido, y nunca fue.
OJOS VERDES, LOS OJOS DEL CIELO
Andre, cachorra.

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