Confieso que tuve la suerte de conocer a la persona que dedicaba más sonrisas por minuto.
Siempre, aún sollozando, aún con los ojos cerrados, siempre sonriente. Porque existen modos de combatir las penas, algunos peligrosos -los que pasan de 40º- e incluso tantos otros conflictivos; Pero el suyo; Mala vitta, el suyo debería convertirse en doctrina mundial. Qué sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario