miércoles, 27 de junio de 2012

lunes, 25 de junio de 2012

Del amor y otras yerbas.

Hace un rato dije que el amor sanamente entendido no era sin el deseo. Con esto, me estaba refiriendo obviamente a la vida amorosa entre los sexos.
Sin embargo, a la hora de amar, no siempre amor y deseo se unen en un mismo objeto. Las más de las veces, para cierto tipo de personas, toman caminos diversos. Sucede así que algunos hombres aman a una mujer ("la santa madre de mis hijos" pero desean a otras ("Las atorrantas" o "Las putas")
Freud desarrolló ampliamente el tema, explicando claramente por qué amor y deseo se encuentran fusionados entre sí en contados casos. Lo que afirma Freud es que el hombre se siente limitado en su quehacer sexual por el respeto a la mujer, y sólo desarrolla su potencia plena cuando está frente a un objeto sexual degradado. De ahí la necesidad de degradar a la mujer para acceder a la satisfacción con ella.
"Las mujeres son todas putas" decía un amigo mas de una vez. Si se le preguntaba sobre esta afirmación decía "Todas no, el 98%". Habría que ver si en ese 2 % restante no entraba su madre, su hermana y alguna otra elegida.
La satisfacción plena para Freud, entonces, se alcanza con un objeto sexual degradado. Solo así Amor y deseo podrían ir de la mano.
Para la mujer en cambio, dirá Freud la condición del deseo quedará ligada a lo prohibido. En cuanto un amorío se le vuelve permitido, el deseo decae. Solo la infidelidad al primer amor, permite que la mujer guarde al amante una fidelidad de segundo orden.
Lo que dice Freud, es que el marido nunca es mas que un varón sustituto, no es el genuino. Es el padre, en el mejor de los casos, quien posee el título de primer amor. El marido en todo caso es el segundo. De esta manera explica Freud por que la mujer tiende a ser más fiel que el varón.
Que lo prohibido enciende el deseo, es algo que no solo debe pensarse en relación a lo femenino sino mas bien como regla general del deseo. La prohibición aviva la llama de la pasión.
La separación entre el objeto de amor y el objeto de deseo. No hace otra cosa que preservar al deseo en otro lado. El peligro de unirlos en un mismo objeto, radica en la posibilidad de extinguir el deseo y con él al amor… (en el supuesto caso de que creamos que el encuentro efectivo del objeto es posible)
Si solo se puede desear lo que no se tiene, pues lo que se posee ya no se desea. Y el amor queda unido al deseo. Solo se ama lo que no se tiene. En la medida que se encuentra un objeto de amor, el amor se pierde. Separarlos es una interesante forma de conservar el objeto de amor.

domingo, 24 de junio de 2012

Más allá del color del cielo

Eres inviable.
Tus ojos me conquistan del mismo modo que hace una eternidad.
Tus ojos me traspasan.
En una décima de segundo. Y después se marchan.
Eres inquieto.
Te recuerdo tal y como te recordaba hace una vida; que se dice pronto, claro y firme. Sincero y fugaz, medio atento y medio implicado. Tan fiel por las mañanas y tan especial por las noches, tan tuyo y tan poco mío. Te recuerdo en frío, y me acelero. Te recuerdo sólido y permanente, duro, hasta volverse frágil a los sentimientos.
Charlatán, perfecto galán y honoroso besador...., me recuerdo absurda si se trataba de ti. Vulnerable y confiada. Me recuerdo encantada. Y tú encantador.
 ~ Parece doloroso ,pero ciertamente mi corazón te persiste. Mi cabeza te piensa. Y mis ojos te buscan.
Te buscan como tus ojos azules lo hacían con los míos, de manera intensa, ciegamente cruzando mi mirada, ciegamente mirando más alla. Como la noche en que deseé quererte más, deseeé que me quisieras más, te deseé más, y nos hicimos más. Cómo me miraste y como arrasaba mi amor por ti. Cómo te miro ahora y soy yo, la única capaz de comprender ese ''eres especial'', porque fuiste a mí quién me demostraste que lo eras, que lo éramos, que lo teníamos todos, y que tus ojos junto a  los míos, algún día, conformarían Los ojos del cielo.

sábado, 16 de junio de 2012